martes, 29 de diciembre de 2009

Obligatoria: Avatar

Aunque soy mujer de letras, se escapan a mis conocimientos las palabras necesarias para describir la belleza de esta película. Tendrá un guión simple y un argumento previsible, pero todo eso está inmerso en un ambiente de magia tan apabullante, que falta el aliento para describirla.
Decía Rakiu que es como Pocahontas pero ambientada en la actualidad y con el aliciente de un planeta nuevo y una especie diferente, y realmente hay muchas similitudes entre una y otra historias, fundamentalmente porque en las dos se nos presenta una civilización primitiva contrapuesta al hombre de ciencia, al hombre que avanza, al hombre que lo consigue todo. Es bastante común a civilizaciones de este tipo (y buena nota deberíamos tomar), además, el fuerte vínculo con la naturaleza, y por eso en ambos casos se la respeta y ama por encima de todo.
Me gusta de Avatar la idea apocalíptica de que el hombre ha agotado sus recursos naturales en la Tierra y recurre por ello a un nuevo mundo, donde, avaricioso, pretende hacer exactamente lo mismo, no contento con haber devastado ya su propio planeta. Me encantó la frase (y aviso que es del final): "Y así los alienígenas regresaron a su planeta moribundo". Y me fascina tanto esa parte porque soy una ecologista sin remedio y porque me gusta que se machaque el egoísmo y la parte despreciable del hombre; necesitamos darnos cuenta y rectificar, o acabaremos como en la película.
Me gusta, asimismo, esa capacidad increíble de desplazar tu mente y tu alma a un cuerpo diferente, con habilidades diferentes (y superiores), como cuando juegas a cualquiera de esas realidades virtuales y te creas un avatar al que das vida. Comprendía perfectamente los sentimientos del protagonista cuando volvía a su cuerpo y a sus piernas paralizadas, y se sentía abatido.
Pero, por encima de todo, me maravilla ese mundo bellísimo que es Pandora, con sus montañas flotantes, sus rinocerontes-martillo (comoquiera que se llamen) y su Árbol Madre. Me sorprende la belleza sobrecogedora dibujada en la imaginación de un ser humano. Es, sencillamente, excelente.

Si a todo esto le añadimos unos personajes carismáticos (estoy enamorada de Neytiri), unos actores que saben trabajar muy bien (Michelle Rodriguez siempre es un puntazo) y una cámara en continuo movimiento que te hace sentir casi todo lo que pasa dentro de la pantalla (y eso que no la vi en 3D), el resultado es brillante.

Mi puntuación no es de un 10 por el tema del argumento, pero sí de un 9 alto.

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