martes, 11 de mayo de 2010

The Road... esperanza, al fin y al cabo


No hace tanto que escribí aquí mismo una densa entrada sobre cierta película de Viggo Mortensen que me dejó sin aliento hasta el punto de pasarme semanas obsesionada viendo entrevistas y leyendo toda clase de críticas hacia ella. Cuando encontré a la venta el libro en edición de bolsillo hace unas semanas, no dudé en comprarlo. No me atrevo a decir "Me ha gustado" o "No me ha gustado", porque cualquiera de esas expresiones es demasiado superficial para algo tan intenso, descorazonador y brillante como es la obra de Cormac McCarthy.

Lo primero que llama la atención de The road, de forma inevitable, es el estilo, la forma, la redacción, las palabras elegidas, los enunciados contrapuestos. Han caído en mis manos unas cuantas novelas con temperamento semejante, con frases breves y supuestamente duras, y, sin embargo, ninguna de ellas me ha convencido de que realmente su autor estuviera sintiendo la historia de esa manera. Bueno, miento: The road me ha cerciorado por completo (¡cómo se nota cuando un escritor se deja dictar por la inspiración y no intenta dominar el relato!). La manera que tiene este autor de hacer chocar sucesos, pensamientos, sentimientos, miedos, sueños, es excepcional; hay momentos en los que no tienes claro qué es lo que estás leyendo o a qué parte de la memoria polvorienta del padre pertenece una oración, una palabra. Todo se entremezcla, todo se enreda y todo se clava directamente dentro de ti. Omitiendo la historia y centrándonos únicamente en su capacidad como narrador, nos guste más o menos su estilo, creo que todos tenemos océanos que aprender de este hombre.
El argumento es tan simple como la senda de un padre y un hijo, acertadamente sin nombre, que caminan por la carretera con la única meta de sobrevivir, en un mundo en que todo está cubierto de ceniza, el mar ya no es azul, el canibalismo es la salida que muchos escogen y el suicidio, la de algunos otros. Y, partiendo de esto, todo lo que importa es que cada una de esas dos personas es el cielo para la otra. Es, como afirmaba cuando reflexionaba sobre la película, una historia sobre el ser humano en esencia, sobre el bien y el mal, sobre nuestro planeta, sobre el amor. Y me parece absolutamente extraordinaria y desgarradora. El mensaje último que expresa es duro, pero certero: sólo habrá esperanza para aquellos que sean capaces de mantener vivo el fuego interior.

Por si sirve para convenceros de alguna manera para que le echéis un vistazo y os dejéis arrastrar por su filosofía, aquí dejo un par de citas de las que más me han emocionado:

"El último ejemplo de una cosa pone punto final a la clase. Apaga la luz y se va. Mira a tu alrededor. 'Siempre' es mucho tiempo. Pero el chico sabía lo que él sabía. Que siempre es un abrir y cerrar de ojos".

"¿Estás ahí?, susurró. ¿Te veré por fin? ¿Tienes cuello por el que estrangularte? ¿Tienes corazón? ¿Tienes alma maldito seas eternamente? Oh, Dios, susurró. Oh, Dios".

"Ten presente que las cosas que te metes en la cabeza están ahí para siempre, dijo. Quizá deberías pensar en eso.
Algunas cosas las olvidas, ¿no?
Sí. Olvidas lo que quieres recordar y recuerdas lo que quieres olvidar".

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